La leyenda urbana de leerse a uno mismo el Tarot

¿Quién no ha escuchado eso de que uno no se puede leer el tarot a sí mismo? Una especie de «leyenda urbana» que ha ido pasando de boca en boca, y que, siendo sinceros, a más de un lector le ha venido de lujo. Supongo que a alguien con mucho ego se le ocurrió meter esa superstición para que no se le acabara el negocio. Así que, por favor, saquémonos esa idea de la cabeza.

La realidad es que, para empezar, lo ideal es practicar con uno mismo. Así se pierde el miedo a las lecturas, se sacan mensajes personales y se gana soltura. Ensayo y error, así de simple. El único problema viene cuando no eres capaz de ser objetivo, cuando solo quieres ver lo positivo y te terminas engañando. Es normal al principio, las cartas más oscuras siempre imponen un poco, pero hay que verlas como desafíos a superar. Al final, es como estudiar astrología: hay que entender los tránsitos y las cuadraturas como oportunidades de crecimiento. Si queremos ser transparentes con los demás, primero tenemos que serlo con nosotros mismos.

Por otro lado, hay que quitarse la idea de que las cartas son un destino escrito en piedra. No son una sentencia, sino una guía, una ayuda para entender el presente y cómo podrían desarrollarse las cosas en el futuro. Pero al final, lo que pase depende más de ti que de lo que digan las cartas. Es tentador querer saber qué va a pasar, pero a veces es más importante centrarse en el presente y analizar el pasado para entender hacia dónde nos llevan nuestras acciones.

En cuanto a la baraja, elegir la adecuada también es clave. Yo siempre me he manejado mejor con el Rider-Waite, porque es muy claro y «chivato», ideal para aprender los significados y hasta sacar los propios. A día de hoy, sigue siendo mi favorito y el que recomiendo para principiantes. Luego ya es cuestión de gustos. Si prefieres no dejarte influir por las imágenes de cada arcano, el Tarot de Marsella puede ser una opción, pero en ese caso es mejor tener ya algo de experiencia.

Si estás empezando esta baraja será de gran ayuda, pues a parte de las imagenes «chivatas» tendrás palabras clave con las que poderte guiar.

Otra cosa que suele debatirse es la preparación del espacio para la lectura. Hay quienes necesitan todo un ritual, pero yo, la verdad, no me complico. Solo necesito estar en calma, sentirme cómoda y dejarme llevar por la energía. Si te ayuda encender una vela o un incienso, genial, pero lo importante es cómo te sientas tú con la pregunta y el momento. Eso sí, como en las lecturas las energías están muy presentes y se intercambian, creo que es importante limpiarlas. Dejar las cartas una noche a la luz de la luna (siempre que no sea temporada de eclipses) o pasarlas por el humo de un incienso de ruda o sándalo será más que suficiente.

Y por último, pero no menos importante: ética. Hay que ser sinceros con las lecturas, sin adornos ni rodeos. También hay que saber cuándo alguien está obsesionado con un tema y solo quiere escuchar lo que le conviene. Puedes hacerle la lectura una vez, pero repetirla hasta que obtenga la respuesta que quiere no solo te desgasta, sino que te hará dudar de tu intuición. Las lecturas hay que hacerlas con cabeza, porque sí, hay gente que se vuelve adicta a consultar las cartas con la ilusión de controlar el futuro. Pero todos sabemos que eso no es posible.

Si una persona no te da buena vibra para leerle las cartas, no lo hagas. No te fuerces. Y si hay temas que no quieres tocar, simplemente no los toques. Y lo más importante: cobrar por tu trabajo no es malo. Si quieres hacerlo gratis, que sea porque realmente lo sientes, no por presión o por el qué dirán. Como me dijo la persona que me enseñó: el trabajo se paga, y punto.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *