El consumo de personas: el nuevo fast food emocional 🍟💔
¿En que momento nos convertimos en Fast Food emocional?

El consumo de personas: el nuevo fast food emocional 🍟💔

Últimamente, me pongo a reflexionar y llego a una conclusión escalofriante: hemos convertido las relaciones humanas en un mercado. Sí, como lo lees. Basta con abrir cualquier app o red social y ver cómo la gente se vende como productos en un catálogo. Swipe a la derecha si te gusta, a la izquierda si no. Y así, en un bucle infinito de «prueba y descarta», donde al final el que más pierde es uno mismo, si no tiene claro cuales son sus no negociables y los valores que le conducen.

Lo que se suponía que iba a ayudarnos a conectar terminó convirtiéndose en un fast food emocional: rápido, barato y sin compromiso. ¿Te sientes solo? ¿Aburrido? Un par de likes, unos mensajitos coquetos y listo, ya tienes tu dosis de validación… hasta que el efecto desaparece y necesitas más.

🎮 ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Yo viví la era de los inicios de internet, cuando las relaciones online quizás eran más inocentes. Chats sin fotos, Messenger de Microsoft, MySpace, Tuenti… Aquello era otro rollo, pero ya marcaba una tendencia, con la llegada de Facebook, Instagram y la explosión de apps de citas, el panorama se fue de madre.

Ahora no solo buscamos pareja o amigos, sino experiencias, validación y estimulación constante. ¿Y qué pasa cuando nos acostumbramos a esta dopamina exprés? Pues que nos volvemos adictos al consumo de personas.

📢 ¿Cómo reconocer a un consumidor de personas?

Este tipo de individuos no buscan vínculos profundos, sino la emoción de lo nuevo y ampliar su colección de personas. Funcionan así:

✔️ Se aburren rápido y necesitan siempre un nuevo estímulo.
✔️ Ven a los demás como fuentes de placer o atención, no como seres humanos con emociones.
✔️ Saltan de una persona a otra sin procesar lo anterior.
✔️ Se alimentan de la validación externa con el «subidón» de conocer a alguien nuevo o de la reconexión, donde tras dejar temporalmente a la persona fuera del juego, la vuelven a timbrar a ver si sigue ahí y recuperar la chispa inicial hasta que se les vuelve a agotar y la vuelven a echar del juego, algo así como cuando en el monopoly caes en la casilla de la cárcel.
✔️ Pueden parecer cariñosos o cercanos, pero la relación con ellos se torna insegura y superficial, no sabes qué, pero algo no encaja con estas personas.

🧠 La dopamina y el ciclo de la adicción

Cada vez que alguien nos presta atención, nuestro cerebro libera dopamina, la misma sustancia que nos hace sentir placer con la comida, las redes sociales o las compras. Pero el efecto se desvanece y queremos más.

Los consumidores de personas viven en este loop. Necesitan su «dosis» de atención constantemente, y cuando un «producto humano» deja de generar la misma emoción… ¡Next! o peor aun, te dejan en la casilla de la cárcel hasta que decidan que puedes volver a entrar dentro del juego y aquí tal vez no sean solo tres turnos.

Pero no te equivoques, no es casualidad. Este comportamiento suele tener causas profundas:

  • 🔹 Miedo al compromiso: Vincularse de verdad les aterra.
  • 🔹Son Poligamos: pero no aceptan que la otra parte tenga la misma libertad
    🔹 Autoestima frágil: Buscan validación para sentirse valiosos.
    🔹 Cultura del «más es mejor»: Siempre creen que pueden encontrar algo mejor.
    🔹 Modelos de apego dañados: Infancias con amor inestable.

📌 El problema no es solo en pareja, sino también en amistades

Si creías que esto solo pasaba en relaciones románticas, sorpresa. También hay «consumistas de amistades», esos que te buscan cuando necesitan algo pero desaparecen cuando tú los necesitas.

✔️ Te buscan cuando están aburridos, quieren salir o desahogarse, pero cuando tú necesitas apoyo, se evaporan.
✔️ Al principio son súper intensos y cercanos, pero en cuanto aparece alguien «nuevo», te dejan de lado.
✔️ Sus conversaciones giran en torno a cosas triviales o, peor aún, a ellos mismos.
✔️ Siempre buscan el grupo de amigos más divertido o con más estatus, y cuando dejas de ser útil, bye bye.

🐒 Y no podían faltar… ¡los monos voladores!

Los consumidores de personas no actúan solos, ya que suelen tener a su alrededor un séquito de seguidores fieles que los justifican, los defienden y hasta los ayudan en su juego.

En una relación romántica, los monos voladores suelen ser los «amig@s» ambiguos, los ex que nunca desaparecen o los amantes de turno. En amistades, son aquellos que te intentan hacer sentir que estás exagerando o te dicen: «No es para tanto, es así con todos». Pero a estas personas no las debes de juzgar, pues no dejan de ser parte del juego y en cuanto menos se lo esperen estarán fuera del mismo.

🚪 ¿Cómo salir de este ciclo?

Si quieres relaciones sanas, aprende a ser selectivo con quién dejas entrar en tu vida. Pon límites, no negocies tus valores y tus no negociables y, sobre todo, haz caso a tu intuición.

Si sientes que alguien te trata como un producto y no como una persona, corta por lo sano sin remordimientos. Porque al final, no somos snacks emocionales para llenar vacíos ajenos. 💡✨

En lo personal, siento pena por este tipo de personas. No porque sean malas —aunque algunas sí lo son—, sino porque muchas han elegido relacionarse de esta manera o no han sabido trabajarse a sí mismas para bien. No se permiten aceptar que son polígamas, o que simplemente no están preparadas para asumir la responsabilidad que implica una relación de a dos. Prefieren quedarse en una eterna adolescencia, esquivando compromisos y decisiones, con cero responsabilidad emocional, como si vivieran en el País de Nunca Jamás.

Aun así, no las juzgo. Cada quien elige cómo vivir su vida, y eso no está mal. Lo que sí considero inaceptable es jugar con los sentimientos de otros, engañándolos y estafándolos emocionalmente mientras evitan hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Tampoco me interesa etiquetarlas con términos como «tóxicas» o «narcisistas». Más bien, me enfoco en entender su manera de vincularse, que para mí refleja indiferencia y una falta de compromiso real.

Al final del día, es uno mismo quien debe asumir la responsabilidad de cuidarse de personas así, aunque no siempre es fácil; cualquiera puede caer en ese juego. Por eso, lo más importante es que, una vez te des cuenta de la situación, te alejes de inmediato si no es el tipo de relación que deseas experimentar.

Algo que puede ayudarte es ser consciente de con quién eliges rodearte. Si buscas relaciones sanas, evita conectar con personas en las que empieces a ver y sentir caos, inseguridad y desgaste emocional. Y lo más crucial: no intentes cambiarlas ni salvarlas. Cada quien es responsable de su propio proceso de crecimiento, y este tipo de personas rara vez reconocen que su forma de actuar y relacionarse no está bien y que realmente los que se relacionan de forma tóxica pueden ser ell@s.

Aléjate. Sé auténtico, respétate, y verás cómo las personas correctas llegarán solas. No necesitas a nadie que se alimente de tu energía, ni que te haga sentir en competencia por alguien que ni siquiera te tiene en cuenta, que te desprecia cuando ya no le sirves o te deja a un lado hasta que le vuelvas a ser útil.

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